Los piercings conocidos como piercing superficial son más complejos que otros tipos de perforaciones, y es por eso que el proceso de curación de estos aros es mucho más lento y dificultoso. La principal razón por la cual esto ocurre es que los piercings superficiales abarcan más piel en comparación con otras perforaciones. Así, las probabilidades de que el cuerpo rechace el piercing aumentan. En pos de evitar que esto suceda es preciso informarse acerca de cómo curar correctamente los piercings superficiales.
En primer lugar, es importante ubicar el piercing superficial en un lugar estratégico. Esto implica que en esa zona el aro esté expuesto a la menor cantidad de roces. También es preciso evaluar los movimientos a los que queda expuesto el aro en la parte en la que se pretende ubicarlo. Por ejemplo, las muñecas y la cadera son zonas en las que los piercings superficiales lucen muy bien, pero al mismo tiempo son áreas de mucho movimiento.
Por último, es importante que te asegures de que entre la perforación y el aro quede suficiente espacio para que la herida “respire”. Aspectos como éste dependen mucho de que emplees piercings apropiados y de buena calidad, especialmente diseñados para evitar todo tipo de complicaciones.
Nuestra compañera Moonshine habla en una entrada más en profundidad sobre el rechazo de los piercings superficiales.